Te quiero más que a la salvación de mi alma

Te quiero más que a la salvación de mi alma
Catalina en Abismos de pasión de Luis Buñuel

MUERTE Y LITERATURA

De Subterráneos, de Vicente Luis Mora, p.96-97
-,Cómo lo ha sabido?
-Me llamo Bartolo Gasperia. Soy crítico literario.
Me lo quedé mirando, como interrogándole y qué más? Respondió.
-Crítico de los de verdad, de los que les gusta leer, un especialista, alguien que disfruta y que se documenta en todas partes. La arquitectura, como el resto del arte, me interesa. Una vez me llegó del periódico un ejemplar de la revista, para reseñar, y me gustó, Me suscribí, y desde entonces. Yo le conocía por lo de Maximiliano Pardo, estuvo usted brillante en ese caso,
-Gracias,
-… y, se lo diré, antes incluso de leer el artículo había pensado en usted, porque el que le voy a plantear es similar.,.
-Dios mío.
-Bueno, parecido, no se preocupe, pero me decidí cuando leí el artículo. Usted sabe de arquitectura, y lee libros actuales. Es mi hombre, porque seguramente conoce la literatura situacionista.
Sí, la conocía. ‘Todo arquitecto (y, sobre todo, cualquier lector de Astrágalo), la conoce, Fundada en Francia en torno a los sesenta, la Internacional Situacionista surgió como un movimiento de pensamiento aglutinado en torno a una publicación periódica y
a sus dos figuras, Debord y Vaneighem; un movimiento que tuvo y sigue teniendo cierta relevancia. Partiendo del marxismo, establecieron doctrinas bastante radicales sobre la sociedad, la cultura, la manipulación de masas y el arte, algunas de cuyas tesis eran lindantes con la arquitectura.
—Así es, la conozco.
De acuerdo. Pues entonces, no me demoraré más.
Apoyó la cabeza en el brazo de un sillón y desde ese momento, hablando claro, sereno, rápido y para nadie, me recordó realmente a los profesores de universidad.
El asunto es fácil. No es criminal, pero sí, en cierta medida, detectivesco. No lo investigaría como un caso perteneciente a la Policía Nacional, ni mucho menos, Acaso, de Patrimonio Nacional.
Dejó un eficaz y largo silencio de énfasis.
—Señor Guerra, su colaboración en este caso, si le llamamos así, será voluntaria; y gratuita, desde luego, también lo es para mí. Aludo a su vocación de intelectual. A usted le gusta leer, y yo le ofrezco descubrir un texto, que está escondido, O no. No me estoy explicando. Lo que ocurre es que quiero que entienda primero los términos. No hay dinero, no hay criminales, no hay muertes, es sólo literatura. Esto, en fin, lo más importante.

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