Prólogo
Es lo que hay
Cuando salió a la luz mi libro Mentideros de la memoria en
2022, el escritor español Jesús Marchamalo me hizo una entrevista larga para la
centenaria Revista de Occidente. En ella, respondí a sus preguntas sobre la
«poética» de mis novelas memoriosas y de otros textos afines. Para abrir este
prólogo, quiero reproducir la última pregunta de esa conversación, que anuncia
la escritura del libro que el lector ahora tiene en sus manos o en la pantalla
de su dispositivo electrónico:
—Tal vez le apetezca terminar hablando de si habrá una
segunda entrega de estos Mentideros...
—Ahora, que he llegado a los setenta y cinco años, quizá ya
me toca hablar un poco de mí.
—¡Por fin! Permítame que lo celebre...
—En mis novelas anteriores he hablado de mi familia desde el
minarete del anonimato en el que me colocó el undécimo lugar que ocupo en la
prolífica descendencia de mis padres. Inevitablemente he narrado, en primera
persona, varios episodios de mi infancia y algunos de mi juventud, pero no soy
el protagonista de estas obras. Tampoco lo soy de los textos de Mentideros de
la memoria que he dedicado a los escritores que tuve la fortuna de conocer; ahí
sólo desempeño el papel de intermediario entre sus voces y el lector. Ahora
estoy escribiendo mis memorias. Las recogeré en un volumen que llevará por
título un verso de Borges que define con acierto la memoria: Ese montón de
espejos rotos. Será un libro fragmentario, en el que combinaré la vida privada
y la vida pública, en beneficio de mi elemental unidad ontológica, que puede
reconocer que siempre hemos sido y seguimos siendo, por lo menos, dos.

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