INCIPIT 1.105.RIO REVUELTO / JOAN DIDION

Lily oyó el disparo a la una menos diecisiete. Supo qué hora era con exactitud porque, en vez de mirar por la ventana la oscuridad donde el disparo todavía reverberaba, siguió abrochándose el cierre del reloj de pulsera de diamantes que Everett le había regalado hacía dos años, para su decimoséptimo aniversario; se quedó mirando la esfera un largo rato y luego, sentada en el borde de la cama, se puso a darle cuerda.

Cuando ya no pudo darle más cuerda, se puso de pie, todavía descalza de la ducha, cogió un frasco de ]oy de su mesa de tocador, se echó un buen chorro en la mano y se lo metió por debajo del cuello del vestido para extendérselo, como si fuera una especie de amuleto, por los pechos pequeños y desnudos: en las páginas despreocupadas de aquellas revistas en las que ]oyera proclamado periódicamente el Perfume más Caro del Mundo, no salía ninguna mujer que, estando sentada en su dormitorio, oyese disparos en su embarcadero.


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