FEMINISMO

De Capital de John Lanchester, p. 166
Subió, se desnudó, dejó correr el agua de la ducha hasta que estuvo caliente y la habitación se llenó a medias de vapor y se puso debajo de la alcachofa. Sintió que los músculos se le relajaban y que se disolvía parte del horror del asunto de la prima. Era Navidad: tiempo de familia: tiempo de calidad: había que disfrutarlo. Sí. Roger siempre se sentía mejor cuando estaba completamente limpio, de modo que se puso champú en el pelo y se afeitó, las dos cosas por segunda vez aquel día, luego se puso los pantalones de estar por casa y volvió a la planta baja. Conrad estaba viendo otra película japonesa de dibujos animados, muy parecida a la anterior. Tiempo de tomarse una copa de Bollinger. En la mesa había un sobre con la amplia, redondeada y femenina caligrafía de Arabella. Lo abrió.
Querido Roger:
Eres una cagarruta consentida y subnormal y por eso me voy fuera unos días. Para que tengas una ligera idea de lo que significa ser yo, so vago, so consentido, so arrogante, típico macho cabronazo y engreído. No tienes ni la menor idea tú lo que es cuidar a los niños y no tienes ni la menor idea de lo que han sido para mi estos dos últimos años, así que ahora es tu oportunidad de intentarlo. Pilar se ha ido y las agencias de canguros estarán cerradas estos días. Enhorabuena, porque vas a tener que cuidar tú solo de tus dos hijos. En cuanto a dónde me he ido, no es asunto de tu puta incumbencia, pero volveré y cuando regrese espero ver cambios en tu actitud y en lo que haces realmente. Se acabó lo de volver a casa y comportarte como si tú fueras el único que se esfuerza. Bienvenido a mi vida, y si alguna vez vuelvo a sorprenderte jugando a ver quién de los dos está más agotado, me iré definitivamente, o mejor dicho, te irás tú y espero que adivines quién se quedará con la casa y los niños.
A tomar por culo,

Arabella

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