LAS MANOS DE JOYCE


De Diario de invierno, de Paul Auster, p. 107

Keats en primer lugar, pero cuando piensas en esta mano viva te acuerdas de una historia que te contaron una vez sobre James Joyce: Joyce en París en el decenio  de 1920, circulando por una fiesta hace ochenta y cinco años cuando una mujer se le acerca y le pregunta si puede estrechar la mano que escribió el Ulises. En vez de tenderle la mano derecha, Joyce la levanta en el aire, la estudia unos momentos y dice: “Permítame recordarle, señora, que esta mano también ha hecho muchas otras cosas”

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